21 de mayo de 2011

Increíble, lo resume todo.


Filosofía es una de esas clases que ves en el plan de estudios a principios del curso y esperas que sea una asignatura memorística llena de autores incomprensibles. Sin embargo, un buen día llegas a clase pensando que va a ser de lo peor y te encuentras a un sarcástico señor trajeado con mucho que enseñar, y ganas de hacerlo.
Él es quien te manda escribir este tipo de entradas en un blog sobre la asignatura, eso sí siempre de forma opcional. Así es como tú te ves inmerso en una aventura que si bien en un comienzo fue por subir nota, al final acabó haciéndose por el gusto a desvariar en las entradas y a que, lo admitamos o no, tenemos un excelente profesor.
Esto, es lo mejor de esta asignatura. Si bien se trata de un profesor con infinidad de recursos para hacer que atiendas, comprendas y aprendas las cosas del temario, lo que le hace inolvidable es su forma de ser mientras da clases. Consigue que vayas a clase solo para disfrutar de sus “paréntesis psicopedagógicos”, “We want to learn”, “no estarás pintando en la mesa”, “¿qué tienes que decir al respecto?”, “no seré yo quien traicione esas caras de interés”, “poséeme, poséeme aquí mismo y yo le digo quita guarra”, “ayer fue un día muy importante para la humanidad… fue mi cumple y… ¡¡¡TRAIGO CHUCHES!!!” y muchos otros comentarios.
Aunque en un principio fuésemos con ideas preconcebidas, nuestro héroe, Enrique, hace que acudamos no con una actitud pragmática sino de forma meramente especulativa.
Por ello; gracias, Superhombre.

13 de marzo de 2011

Existencia del alma y vida tras la muerte

Si bien se trata de un problema, en apariencia sencilllo, ha sido uno muy discutido a lo largo del tiempo. Teniendo en cuenta que la diferencia "orgánica" entre un ser humano muerto y uno vivo es inexistente, se nos presentan las siguientes disyuntivas: ¿Existe algo que nos haga capaces de ser seres racionales? Y si existe, ¿qué es? ¿El alma como defiende el dualismo? ¿O simplemente es nuestro cerebro como defiende el monismo?
Si bien se ha discutido mucho sobre el tema, nadie ha sido capaz de aportar pruebas ni sobre la existencia ni sobre la inexistencia. Porque ¿quién ha sido capaz de volver a la vida tras la muerte para despejar nuestras dudas?
Como no hay pruebas fehacientes de que exista o no el alma, no puedo mantener una postura rígida al respecto, aun así me veo inclinada a estar más de acuerdo con aquellos que afirman que no existe el alma, bien sea porque esté influenciada por mi entorno social o porque no me sea necesario de una forma existencial el tener una idea formada sobre ello.
Mi inclinación a buscar o creer en explicaciones racionales del mundo, me "obliga" a pensar que tras la muerte no hay otra vida, para lo cual creo que no sería necesaria la existencia del alma.
Si bien mi pensamiento es este, también creo que la existencia del alma y la vida tras la muerte es esperanzadora para algunas personas.
En conclusión, creo que no existe el alma y que por tanto tampoco hay una vida tras la muerte, a no ser que tomemos como vida tras la muerte el pasar a formar parte de otros organismos. En este caso, la vida sería "eterna".

13 de febrero de 2011

La clase ideal

La clase ideal sería aquella a la que los alumnos acudieran por el deseo de aprender, salieran de ella con el deseo de volver y además con nuevos conocimientos, aprendidos de forma consciente o inconsciente. Esto es muy difícil en la adolescencia, teniendo en cuenta además la aparición de nuevos intereses.
Para faciltar el aprendizaje hay que hacer que el alumno se interese por la materia a estudiar y después, evitar que los conocimientos sean olvidados.
Es más fácil captar el interés de los alumnos con cosas que llaman la atención, ya que facilita su recuerdo. Puesto que es más facil recordar cosas novedosas pero basadas en conocimientos previos, pienso que no se deberían repetir contenidos hasta la saciedad de forma que los alumnos que los conocen se aburren y desmotivan y los que todavia no lo saben, no los van a aprender sino hay un cambio en la metodologia de enseñanza del mismo.
Otro aspecto importante es la memorización de lo aprendido que puede hacerse mediante la propia memorización, ejercicios de consolidación, estudio para examenes o aplicación en conocimientos ampliados.
Pienso que sería apropiado que los alumnos trabajaran las materias a su propio ritmo con la meta de entregar un trabajo al final del trimestre, esto les ayudaría a desarrollar sus capacidades de organización y planificación.
El profesor debería implicarse más, con entrevistas individuales de forma que el alumno disponga de un tiempo propio para preguntar dudas sin la presión del grupo, y en el que se analice su evolución.
Un método de evaluación conocido y que tenga en cuenta todos los aspectos del aprendizaje (no solo los conocimientos) favorecería la implicación del alumnado en este proceso.
En definitiva, mi visión de la clase "ideal" es una clase orientada hacia el aprendizaje significativo, en el cual el alumno es el responsable de su propio aprendizaje con la dirección del profesorado.

20 de noviembre de 2010

Las relaciones sexuales consentidas.

¿Es moralmente aceptable...

...que dos menores mantengan relaciones sexuales? 

El contacto sexual, entendido en sentido amplio, forma parte del conjunto de experiencias que contribuyen al desarrollo de una persona, desde la infancia a la edad adulta. Desde “jugar a los médicos” a los escarceos amorosos que no incluyen penetración también podrían ser considerados conductas sexuales. En este sentido las relaciones sexuales entre menores no solo son moralmente aceptables sino que podrían contribuir al desarrollo. Lo moralmente cuestionable sería los contactos sexuales entre menores provocados no por la curiosidad que el sexo pueda despertar entre ellos, sino por la influencia de otros menores más desarrollados, por la presión del grupo de iguales que les rodea, o por la cantidad de información sexual que les rodea. Es imprescindible la existencia de una buena educación sexual que permita incorporar adecuadamente tal cantidad de datos al proceso de desarrollo.
Llegar a una relación sexual completa (normalmente asociada a la penetración) en un momento determinado sería el final esperado de este desarrollo sexual físico al alcanzar la madurez psicológica.
Cuando la diferencia de desarrollo de los dos menores es grande rozamos ya los límites de un posible abuso y habría que analizar más profundamente lo que se entiende por edad de consentimiento.

... que un adulto mantenga relaciones
con un menor?


Aún cuando una persona sea menor de edad, según la ley a partir de los trece años puede dar su consentimiento y mantener relaciones sexuales con mayores de edad. Esto nos hace plantearnos una serie de preguntas, entre ellas las típicas; ¿esta bien que un menor de edad pueda mantener relaciones sexuales con un adulto, tenga la edad que tenga éste?. Y las no tan típicas; ¿qué es lo que diferencia la pederastia del sexo consentido con un menor en edad de desarrollo, tanto intelectual como físico?, ¿por qué puede dar su consentimiento sexual y no puede hacerse un pirsin o un tatuaje sin el consentimiento paterno? ¿Necesita el consentimiento paterno para mantener relaciones sexuales?
Nos podemos encontrar con menores de 17 años que son psicológicamente inmaduros y fácilmente manipulables, mientras que otros de 14 años son mucho más responsables y capaces de discernir. Además el grado de madurez tanto físico como psicológico depende en estos estadios del desarrollo quizá más del genero que de la edad.
Por ello no es fácil fijar un momento del desarrollo en el que el consentimiento de mantener relaciones con un adulto sea aceptable.
En la legislación además se aumenta la edad en casos donde pueda haber dudas sobre la validez del consentimiento ya sea por la figura de autoridad que el adulto pueda representar para el menos o por que haya indicios de manipulación.
Claramente no es la misma situación una relación entre un menor de 17 y un adulto de 18, que entre un menor de 14 y un adulto de 50. Se tendría pues que atender a la asimetría de edad, en función del estadio evolutivo, ya que tampoco es lo mismo una diferencia de 10 años a los 15, que a los 35 años.

24 de octubre de 2010

¿Por qué estudio?

La mayoría diría que estudia porque sus padres le obligan a ello, porque no tienen otra cosa que hacer, o simplemente no sabrían responderte. Mientras una gran minoría diría que porque quiere estudiar tal o cual cosa y tiene una nota de corte alta. Siendo lo menos común que dijesen que les gusta estudiar y por tanto lo hacen.
Hasta hace un par de días, yo era de las personas que no sabrían que responder cuando se les formulaba esta pregunta, pero tras mucho meditar sobre la respuesta me he dado cuenta de que es bastante sencilla.
Estudio porque si no lo hiciese tendría que trabajar y sin estudios no se encuentra trabajo muy fácilmente, aunque ahora que hay crisis, casi ni con estudios lo encuentras. Esta forma de plantearlo es pragmática porque lo hago con el fin de que me sea útil en un futuro.
También estudio porque me gusta hacerlo, me gusta aprender cosas nuevas y cuando me fui a matricular en primero de bachillerato vi una oportunidad de aprender cosas con mayor profundidad a como lo había hecho hasta ese momento, por tanto esta actitud es, sin lugar a dudas, especulativa, busca el saber por saber, simplemente por el gusto de aumentar conocimientos, sobre todo en aquellas asignaturas que consiguen despertar en mi interés y curiosidad, por ejemplo; Biología y Química. También hay asignaturas que me interesan porque me gusta viajar y por tanto su estudio me facilitaría el hacerlo pudiendo entenderme con la gente, lo cual también es una actitud pragmática.
            Como conclusión podemos sacar que estudio mayoritariamente porque me gustan las asignaturas y porque me serán de utilidad en un futuro no tan lejano ya.